Aquí tenéis un artículo que saldrá publicado en la revista de mi centro dentro de unas semanas, asi que lo leeréis en exclusiva (pero como os cuido,madre)
Y os hago esta anotación para que entendáis el contexto simplemente, pero es una verbaridad más.
En este final de curso,los alumnos de bachiller hemos realizado una actividad donde han participado en conjunto los departamentos de Filosofía, Lengua e Historia, que consistía en debatir sobre la nueva Ley del Aborto que se quiere implantar, lo que te hace plantearte dudas por encima de las propias del diálogo argumentativo:
Que si se convertirá en un nuevo método abortivo, que si proporcionará más cobertura social, que si nadie tiene derecho a elegir quien debe vivir y quién no, que si protegerá tanto a la madre como al médico...todos sabemos de qué ''parte'' viene cada argumento, aunque sólo sea porque más vale estar callado que acabar último en las listas del partido en el que militas por afirmar públicamente que disciernes en un aspecto sobre su ideología (No creo que a éstas alturas a alguien le extrañe que no es el partido quien se adapta a sus afiliados,sino al contrario).Y mientras en los diferentes medios de comunicación se divulgaban éstas opiniones, alguien se ha parado a pensar por qué el Gobierno ha decidido proponer una ley tan controvertida en éstos momentos. Pues seguramente por lo último, por estos momentos. Por éstos momentos de crisis económica.
¿No es cierto que la ley desvía en gran medida la atención de la crisis? Bueno, el parado, y el que no llega a fin de mes no lo olvidan,desde luego. Lo que yo me pregunto es quién se acuerda de ellos.
Pero el tema sobre el aborto es carne para la picadora,desde luego, y es que es mucho más fácil hablar sobre lo que parece más dependiente de criterios morales más o menos propios que de ''evidencias científicas'', por llamarlas de alguna manera, porque los científicos no se ponerse de acuerdo qué quieren constatar, basta con leer opiniones de ambos bandos, que la Iglesia tiene más claro que es vida y que no vaya.
Recesión, indice bursátil, comisiones, tipos de interés y demás palabras sobre economía que no puedo escribir porque ni he oído en los anuncios de bancos ni he escuchado en las noticias nos resultan tremenda mente desconocidas como para no entender nada de lo que nos quieran convencer; de lo que sí entendemos es de los más de cuatro millones de parados que hay, y de los más de un millón de puestos de trabajo destruídos. Con este panorama, parece mentira que en vez de Salgado las ministras que protagonicen los titulares de prensa sean Aído y Jiménez y ahora Chacón, que menuda le ha caído al Gobierno con la gripe A/H1R1/Porcina (y espero que no la vuelvan a bautizar en lo que se publica éste artículo). Estoy segura que también prefieren que se hable sobre esa polémica, o sobre los cambios en los ministerios que se han hecho hace poco (!Que casualidad¡) y donde la nueva ministra de Cultura,González-Sinde, está en el ojo del huracán, pero bueno,dentro de lo malo...
Tampoco es necesario magnificar los hechos, si total, tampoco son malos tiempos para todos. La Oposición debe de estar contentísima, lógico, si no da a basto a reproches, tienen tantos como para aburrir. Y de hecho aburren. Pero lo que sí es cierto es que no se les puede quitar el mérito de que son capaces de usar todos a la vez en el mismo argumento. Y es que ésta crisis global se ha convertido en la gallina de los huevos de oro, o mejor dicho, de latón.